Saturday, September 11, 2004

Y retiemble en sus centros la tierra

La ley del tinmarín

Para no aburrirlos con cifras, consintamos que poquito menos de 500 mil zacatecanos votó y pues muy pocos de entre esos aplaudieron la toma de protesta, luego la transmisión del mando o la verbena en la Plaza de Armas. Digo, claro, hubo bolilla, pero no como en tiempos de las campañas por la grande que alguien hasta se adjudicó treinta mil asistentes... Si eso es continuidad, pues estoy por creer que mi tía Julia amanezca un día convertida en bicicleta. ¡Cuál Kafka, verdad de Dios!

Democracias de urnas y vacas flacas

De otro modo, los que gobiernan saben, a ciencia cierta, que lo hacen con la anuencia de tan sólo una quinta parte de Zacatecas, si asumimos que el estado de José de Jesús González Ortega está conformado de un millón y un cuarto adentro y otro tanto afuera. O sea que de cada grupito de a cinco uno votó y decidió por los otros cuatro. Si fuésemos diez, dos votaron, si cincuenta cinco. ¿Verdad que ya agrandada la cosa como que no parece tan justa?

Así que cada vez que leo que Zacatecas “decidió en las urnas”, pues como que me inclino a recordar que de cada una de esas urnas deberemos restar a los Zacatecanos que decidieron ignorar el voto, la democracia, las candidaturas, los partidos, los gobiernos, todos ellos instancias de las que la población ya está más que harta.


Lágrimas de… última hora

Se popularizaron las lágrimas, con eso de las despedidas y pues uno, como que escoge para donde ver. Como esas novias que se casan y evitan encontrarse la mirada con la mamá que llorará de segurito, nomás le presten la oportunidad. Así algunos gobernantes que se despiden… y nomás reparan en las de cocodrilo que algunos, de última hora, derraman por si acaso.

Por aquello de que por lágrimas no hay que reparar… que las lágrimas no cuestan, que por hondo que sea el mar profundo. Pero por si acaso a Miguelito Alonso no se le ocurre voltear para donde yo no lloro, pues habrá que aclararle que no todos lamentamos su partida ni mucho menos la de ninguno de los compayitos de Ricardo Monreal. Más bien, anduvimos medios festivos, salvo por el detalle de que los que se quedan pues no resultan muy lejanos a los que se van. Pero… ¿estamos? Si hasta se antoja una calcomanía que distinga a las cuatro partes del electorado capitalino que ni en cuenta…

¡Yo no lloré porque se fue Miguel Alonso! Y de ahí a cuestionar las luces de la ciudad, que lucen demasiado luminosas (valga la rebuznancia) y esa fuente danzarina que se copió de algún parque temático.

Ahora habrá que retomar la idea de “rescatar a la ciudad patrimonio cultural de la humanidad”. Veamos, rescatar es mantener, preservar, cuidar, proteger… ¿Alguien que me diga qué hay de compatible entre el barroco o el neoclásico y el gusto por las luces que más parece trauma infantil de ese puberto venido a presidente, por tres larguísimos años?

Bienaventurados los que dejan el poder

Las transmisiones de poder, multiplicadas por 57 no estuvieron mejor atendidas por las cuatro quintas partes de la población, dada a la indiferencia.
Desencantados, los aliancistas, priístas, panistas y petistas se dedicaron a rumiar a solas su nuevo destino, de minorías al ras. Las asunciones no fueron amistosas, no en todos los casos, aunque con la modalidad de la no relección pues no queda sino asumirlas, sin aventurerismos personales. Así se fueron, en igualdad de circunstancias, “aquí se rompió una taza”, el gerente general de Miguelandia y Don Fernando, ambos con sus blasones vapuleados y esperanzados a que les llegue, a destiempo, el anhelado telefonazo.

Puede ser que por Jalpa las cosas no apercollen, pero no así en los altos del centro histórico, donde ni con la píldora del día siguiente se le quita a uno el malestar de haber parido tremendas ilusiones.

En dependiendo de a dónde se trate, la entrega del mandado pues no es del todo triste. Por ejemplo. Natalia Gámez se va feliz y nadie, absolutamente nadie envidia a Claudio López o a J Jesús Martínez Horta.

¿Será porque hasta allá no llegan/aron las carreteras, las inmobiliarias, los bonos; que no surte/ió la bonanza, ni las empresas globalizadoras, ni el desarrollo del modelo maquilador… porque la única globalización que llega a Nuevo Mercurio y Santa Rosa; a Tanque Nuevo a San Tiburcio, a Pico de Teira, es la de la migración, eso sí, con sus jugosas remesas.

Vivan los emigrantes caídos en el desierto de Arizona

En Jerez, no hubo escándalos, por más que se los quiso fraguar para dar qué decir a la prensa internacional, ya contratada. En cambio, las cosas ocurrieron normalitas, salvo por el detalle de no saber ni qué gritar a la hora de gritar. Y es que a algunos, habrá que convenirlos, la patria les cayó de sopetón o a manera de chahuistle, el mero día en que se celebra en bola.

¡Que viva Hidalgo o los Hidalgo! Y por qué no… imagínese que en un arranque esclarecedor de quién es quién, en la pluralidá, a alguien se le ocurriese, así le hizo La Jornada, gritar “¡Vivan los pueblos indios!”… Y más, “¡Vivan los tepehuanos!”. “¡Vivan los huicholes!”, “¡Vivan los coras!”, “¡Vivan los caxcanes!”, “¡Viva Tenamaztle!”, “¡Vivan los emigrantes!”, “¡Vivan los frijoleros!”, “¡Vivan los ejidatarios!”, “¡Viva Ricardo Flores Magón, que murió en una cárcel en Kansas!”, “¡Viva Pancho Villa, cuyo crimen a mansalva jamás se aclaró!” “¡Viva el centauro que ganó la Revolución en Zacatecas!” Pero no me hagan caso. Cuando se es de la izquierda a la izquierda de la izquierda sólo se agregan vivas a Leona Vicario.

El ríorevuelto de Río Grande

Ya consignaron, los más agudos, que algunos están que lloran. Porque hoy, vencido el día de asueto que nos mantuvo incomunicados en la gayola geográfica, se supo que lloran algunos, sumándose plañideros a los ya mencionados. Por ejemplo. El tepetongense Otilio Rivera habrá derramado su lagrimita por esa tierra jerezana que creyó o cree todavía suya. Ya llora Ana Laura Pascual, porque reclama para ella el sitio que merece. Y llora Julis, con renovada causa en contra de la CNC, válgame dios que ni Shakespeare imaginó esas vendetas de los MEDINA BRIONESCO contra los CENECETOS.

Y por Río Grande, más de un edil desposeído, más de un político, más de un acomodado entre los acomodados, pues lloró y lloró y lloró armado de su tequila, por aquello de que andan volando, más bien, sobrevolando las aguas revueltas de ese río, verdad de dios.

Te lo digo tú mi achichincle, entiéndelo tú mi chalán

Ya le entró al ruedo, con sus contados asesores. A decir la verdad, el que más me convence de todos es Tomás. Tomasito, el pulgar, Tomasito, el único que, a veces, colegía la hilazón de la madeja. Fuera de ai, pues, como siempre, los Cárdenas, haciendo de legitimadores oficiales, en bola. Tiempo habrá de entender por qué Rogelio asume la SEC, siendo que deja en quiebra a la UAZ. Déjenme pienso en alguna justificación lógica. Tal vez el “echando a perder se aprende” o “más vale malo conocido que bueno por conocer”.

En Comunicación Social ya se les encamotaron los huacales, perdón, el agua les llegó a los aparejos (o ya se les andaban quemando las letrinas –que no los frijoles-). Porque la prensa no es ni perros con dueño, ni chuchos que se conforman con el huesillo que le sobra…

Ahora bien, hasta hoy el caído, pues ni vale la pena de mencionar… se colige a las claras, desde acá, que fue un simple “dijo mi amá que siempre no”. O, tal vez, aguas… resulte que fue un “te lo digo tú mi achichincle, entiéndelo tú mi chalán… ¡Cuidado, soberbios cazadores del mañana!

¡Sacúdaselos, tocaya!

Si ya se sacó de la chistera tres casas, qué le dura un chilangazo (perdón, fue lapsus) aquí, un jalisquillo allá. Que se dejen de imponer a las lumbreras del quinto de zacatecanos en ripia. De que verdad que si los dedos ya le sobran, a estas alturas, es porque entre esa clique, no va a hallar gente capaz. Ya vio la lista de exigencias de los agrónomos… ¡Y usted pensando en que repitiera Leroy! Entonces deje de buscar entre los muy trillados y mire hacia otros lados… Alguien por allá, otro por acullá… No me malinterprete doña Dolores, yo no quiero que se traiga a gente del DF… más bien, que busque en Pinos, en Concha del Oro, en Valparaíso… y se deje de contratar a los malentretenidos de la Hidalgo –los Hidalgo-, del club ese que liderea otro de sus muchos primos… que con esos primos, pa qué quiere enemigos, ñora.

Nosotros felicitamos calurosamente a los electorados de Pánuco, Susticacán, Pinos, Villanueva, Calera y Jerez, tan sólo porque no se dejaron. Su propensión a darse el gobierno que mejor les pareció los puso en el mapa de la historia actual. Pero no crean, también felicitamos la entereza con la que se sostienen los cuatro quintos de zacatecanos que no votaron o que, como yo (que solamente una vez me empadroné en la vida) fuimos rasurados del padrón. Después de todo, el mundo no va a venirse abajo porque nos gobiernen por tres años Rafa Calzada o Ulises Ferniza. ¡Ay Dios! Que vivan los héroes que nos dieron patria.

Colofoncillo:

J de Jesús González Ortega dio su nombre al poblado que lo vio nacer, cambiándose éste de Juan Bautista del Teúl en Teúl de González Ortega, hoy gobernado por el perredista Aureliano Lamas Luna. Como periodista González Ortega colaboró con el Pobre Diablo, semanario que editó y dirigió, por allá por los años de la Reforma 1856-1857. En Tlaltenango, Zacatecas, editó el semanario liberal la Sombra de García. Interesante actividad periodística la que distinguió otrora al estado cuya prensa, los últimos días, parece haber estado media muerta. Al menos así se percibe desde por acá. ¡Mucha prensa y pocas nueces…!
Y arriba mis presis municipales. Para la mayoría de los políticos, ustedes, sobre todo los procedentes de municipios medio olvidados, no son sino sus chalanes. Pero no olviden que el pueblo los ve como su autoridad, casi casi su santito local, su representante más cercano. Así que ustedes, con toda dignidad, desafánense de los fueron del de arriba y asuman la soberanía de su municipio, sea como sea. ¡Pos no dijeron que federalistas!

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