Friday, March 12, 2004

La Ruda entre naciones

La coraza escarapelada: Monumento a un régimen que se cae a pedazos

Recordamos oportunamente el momento que nos puso a dudar de la solemnidad, en los corazones, de la inauguración del monumento al migrante, ubicado en la glorieta de la feria, al pie de la colonia Hidráulica.
Pensábamos entonces que debió ser un acto más de convocatoria, que se representase, en su anhelada democracia, del arte de los migrantes, de su presencia, de su enorme proeza resistente.
Pero no, en lugar de eso, que habría parecido cursilón a las huestes pragmáticas de Ricardo Monreal, se dio pie a la elaboración del monumento que hoy se escarapela. Con su cubierta mínima de lustre en blanco (con sus varias réplicas en material y color diverso, nació en medio del ambiente turbio del dedazo mal dado.
Así, hoy nos llama la atención cuanto le ocurre al tal monumento, que se escarapela a la vista de todos, como si fuese la pieza de mala calidad adquirida en una tienda que no admite devoluciones.
Al entrevistar la prensa local al artista obtuvo la típica “errare humanum est” y sí, lo es… pero por eso en un momentum semejante se intenta no errar, se pone de sí pasión, dedicación, exceso.
Pero para concentrarme en lo que ocurre hoy, que es llano y poco noble diré que no me causa sorpresa que el monumento al migrante comience a escarapelarse a escasos seis meses de haber sido colocado en el sitio que debió aspirar a ocupar, para la posteridad…
¿Y? Pues algunos se sienten satisfechos con la explicación de su restauración. Bien, bien… lo interesante es que a nadie sorprenda la falta de pasión que le inyecta en la defensa de su monumento el propio escultor (¿médico? ¿burócrata? ¿aspirante a arquitecto? ¿a pintor?)

Miren ustedes. De pronto recordé la entrevista que le hice a Jesús Mayagoitia cuando ocupó la sala de exposiciones múltiples del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez. Más que una entrevista, aquello fue un viaje a las texturas, los colores, los materiales, la naturaleza. Mayagoitia se refería a cada uno de estos elementos como si fuese él su creador. La simbiosis del artista con su medio era visible, tangible, sensible… No hubo espacio de cada pieza que no nos fuera descrito con un lenguaje de tal precisión y certeza estética de modo tal que parecían salidos de sus dos manos, a cabal totalidad. En su discurso palabra como superficie, capas, profundidad, pátina, esmerilado,etceterilla, parecían segunda naturaleza. Pues bien ¿por qué recuerdo todo esto? Porque en “la entrevista” que un diario local se procuró, para abordar el tema del monumento escarapelado… se describió someramente lo ocurrido. De este modo:

“…ha sufrido daños en la coraza de una de las partes que la integran”

“La parte que se está deteriorando es el caparazón de la esfera, donde por la parte lateral se puede observar como se han ido desprendiendo pedazos de la corteza blanca que cubre el gran globo metálico…”

Como suponemos que se refieren, artista y entrevistador, a la cubierta blanca de la esfera que conforma el monumento (quiso salírseme adefesio) nos apresuramos a verificar las acepciones de las palabras coraza, caparazón y corteza. Y he aquí lo que encontramos:

Coraza
Armadura de hierro o acero, compuesta de peto y espaldar.
2. f. Protección, defensa.
3. f. blindaje (ǁ plancha para blindar).
4. f. Zool. Cubierta dura que protege el cuerpo de los reptiles quelonios, con aberturas para la cabeza, las patas y la cola. Está formada por la yuxtaposición de placas dérmicas, algunas de ellas soldadas a ciertos huesos.
5. f. ant. Parte de la montura que cubría el fuste o armazón de la silla.

Caparazón

1. m. Cubierta dura que protege el cuerpo de ciertos animales.
2. m. Cubierta que se pone al caballo que va de mano para tapar la silla y aderezo.
3. m. Cubierta de cuero con que se preserva de la lluvia a las caballerías de tiro.
4. m. Cubierta que se pone encima de algunas cosas para su defensa.
5. m. Serón que contiene el pienso y se cuelga de la cabeza de la caballería.
6. m. Esqueleto torácico del ave.


Corteza

1. f. Anat. y Biol. Parte exterior y dura de ciertos frutos y algunos alimentos; p. ej., la del limón, el pan, el queso, etc.
2. f. Anat. y Biol. Superficie de órganos animales o vegetales. Corteza renal.
Corteza de los árboles.
3. f. por antonom. Piel de cerdo frita.
4. f. Exterioridad de una cosa no material.
5. f. Rusticidad, falta de política y crianza en una persona.


~ atómica

1. f. Fís. Parte exterior del átomo, constituida por electrones distribuidos en órbitas alrededor del núcleo.


~ cerebral

1. f. Anat. Capa más superficial del cerebro, que en algunos animales superiores está constituida por la sustancia gris.


Pues bien, recordamos también que ese monumento fue hecho a las volandas, “la premura del tiempo”, declaró Díaz Rivapalacio, quien aseveró que “se trabaja de día y de noche y poniendo a la disposición los tres hornos con que cuenta el taller, para lograr a tiempo el proyecto”.

La parte que hoy se escarapela, nos fue descrita de la siguiente manera:

“En la parte baja de la obra destaca una esfera que significa la ambivalencia del mundo, pero también el conocimiento del universo hacia donde irá la persona.
Los tobillos representan las raíces del que se va; lo que derrama de su tierra, como son sus tradiciones, cocina y lenguaje.
Y los brazos laterales que tienen la significancia del despliegue de los horizontes, es decir, el lugar a donde decide ir”.


Díaz Rivapalacio no escatimó en hacer notar que le pareció poca la paga: “…en principio, la obra se pensaba en bronce y concreto blanco”, pero el costo era alto y no había muchos patrocinadores, por tanto, “…hubo que sujetarse a un modesto presupuesto y se decidió la lámina de acero, “que de ninguna manera demeritará la calidad de la obra”.

escarapelar

(Etim. disc.).

1. intr. Dicho de dos o más personas: Reñir, trabar cuestiones o disputas y contiendas. Se usa principalmente hablando de las riñas que arman las mujeres. U. t. c. prnl.
2. intr. Col., C. Rica, Méx. y Ven. Descascarar, desconchar. U. t. c. prnl.
3. intr. Col. ajar (ǁ manosear).

4. prnl. Méx. y Perú. Dicho de una persona: Ponérsele carne de gallina.
descarapelar.



La glorieta del paisano. NO sé qué me causó más horror, Ruda, si el desplante que agregó al historial de Zacatecas el más feo de sus menumentos (familiar para monumentos) –porque hay que reconocer que al lado del que se inauguró el 9 de septiembre en Tres Cruces, pues el tristemente célebre obelisco zacatecano pasa a segundos términos en el rubro, para la historia- o el verlo a éste en las reproducciones o clones que figuraron para la fotografía de ese día… como los soldaditos de un paquete de juguetes hasbro o lego. Entre la concurrencia no faltaron los comentarios divertidos como ése que prometió que ya se sabe de buena fuente que una galería local piensa comercializar el monumento haciendo aretes, collares, minimuestras de escritorio, pisapapeles, mancuernillas, fistoles, cubreplumas, etceterilla.

Tampoco faltó el chistoso que aseguró que se vendieron a Fuad los derechos para elaborar un mantelillo que lucirá en La Acrópolis, con las coordenadas del nuevo monumento, de su autor, Javier Díaz Rivapalacio, y de las peripecias sobrellevadas para llevar a término tan magno proyecto. Y hasta se dijo que Sanborn´s Zacatecas consideraba ya la adopción del diseño en el lugar donde lucen los tecolotitos de la empresa y de su consecuente reproducción en tasas, vasos, ceniceros, menús, etceterilla.

El gobernador del estado Ricardo Monreal Ávila se valió del momento para, a tono de brabuconada maestra, hacer un llamado en la defensa del migrante, claro, fuera de Zacatecas, aunque dentro sea todavía víctima de vejaciones insólitas, desde anuncios espectaculares que lo llaman a no tirar basura, como el que luce a la entrada de Jerez, o que el alcalde de Zacatecas declare sin ambages que “gracias a Dios” en Zacatecas capital no hay migrantes.

Ojalá que igual que los voceros gubernamentales que imagina Monreal que levantarán protestas constantes en defensa de los migrantes, allende las fronteras, tengan en cuenta la defensa de los migrantes y sus familias al interior de Zacatecas, digo, por aquello de que se les confiscan sus autos, se les acosa a mordidas, se les malmodea y discrimina y, claro, se les usa al gusto de acuerdo a los vientos políticos nombrándolos al garete cuando no se sabe, bien a bien, si son diez o cuarenta o cincuenta o equis los clubes zacatecanos en EEUU o si la eufemísticamente llamada representación de Zacatecas por allá tiene o no fuero para hacer de las suyas y prometer lo que no habrá de cumplir.

--------------------------------------------------------------------------------

¿Será en esta vena que anunció el titular del ejecutivo zacatecano que “conformará” –de a decreto y dedazo- la “Confederación de Zacatecanos Ausentes” –¡uuuy!- “integrada por quienes radican a [sic] las diferentes ciudades del país a fin de generar una gran fuerza y estrechar los lazos de unidad y solidaridad entre quienes nacieron en esta tierra generosa”.

Y escuchó Ricardo Monreal, como lo oyes, sin que se le moviera una sola pestaña, que Zacatecas “se mantiene a la vanguardia en su política de atención al migrante toda vez que ha comenzado a reconocer y continúa apoyando para que cada paisano originario de esta tierra cuente con la garantía de hacer valer sus derechos políticos y se genere un clima de certidumbre para salvaguardar sus derechos humanos”.

Ni una pestaña, Ruda, ya no digas la vergüenza de saber, a ciencia cierta para sí, que todavía no decide para qué lado se inclina su voto ¿será veto? Porque la ley migrante o la de equidad de género, no rebasarán en su lista de prioridades la de complacer a quienes él piensa, en sus guajiros sueños, que habrán de llevarlo a la presidencia de la república (y aquí echo mano de mis acostumbrados puntos suspensivos… ni modo)

--------------------------------------------------------------------------------

Y a la hora del discurso para la posteridad: El reverendo pepino entró de la mano del reverendo rábano...

La contradicción se les abultó en el discurso a los más enterados, pues si bien Tomás Torres, el elocuente y hoy empoderado Tomás, pregonó que el monumento en cuestión es “producto del esfuerzo y la voluntad de los poderes del estado por reconocer a quienes son originarios de esta tierra y por condiciones distintas se han visto obligados a buscar mejores alternativas de vida”, el autor de la obra magna lanzó en tono amargo su “...agradecimiento sincero para quienes nos dieron con la puerta en la cara porque ello adelanta el coraje de seguir adelante [sic], aunque ya luego recordó a aquellos sin cuyo “apoyo, ayuda y buena voluntad” hubiese sido posible “la construcción de esta escultura”.
Peculiar decisión tomó quien además declaró, en fechas recientes, acomodarse en fama inmediatamente después de Manuel Felguérez y Juan Manuel de la Rosa, al decidir “no firmar la obra porque el esfuerzo y trabajo es de muchas personas, como del arquitecto [Héctor] Castanedo y toda su gente de obras públicas, más una lista significativa de individuos que, suponemos, no le dieron con la puerta en la cara. Y bueno.

Nos aclararán el tiempo y las buenas fuentes si la obra fue resultado de los poderes del estado (a riesgo de errar suponemos que esos son el ejecutivo, el legislativo y el judicial) o de varios cuates, a saber Héctor, el de obras, Ricardo Monreal, el de fresnillo, el del taller de Guadalajara, más los que sumen sus esfuerzos a la producción atropellada de esta magno monumento y clones respectivos.

No entendimos si el anonimato no es otra cosa que un por si acaso, para cuando comience la población a renegar de tan tremenda bola que verán, a diario, al ir y venir de las colonias.

¡Curioso balance asume el sexenio de Monreal! Destruyó la escultura de Francisco Zúñiga, de la que cualquier ciudad del planeta se sentiría orgullosa y engrandeció el ambiente, asegún, de puentes pacotudos, como el que colocó a la altura de Bernárdez en el bulevar y distribuidores viales como el que hoy da franco paso a la capital barroca.

¡Ver para creer! No podemos imaginar peor atropello… bueno, que a algún gobernante francés se le ocurriera mover dos pies a la derecha la plaza de La Concorde o que al gobierno de la ciudad de México se le ocurriese mudar de sitio, para su protección, al ángel de la independencia. Esperemos que los destrozos del sexenio no arrecien durante el año restante del monrealato, en donde, a falta de reflector, nuestros amigos monrealanes intentarán de todo para llamar la atención…