Sunday, September 11, 2005

¿Quién dijo gobernanza?

Para ir contra la megalomanía del sexenio zacatecano.


Habría querido llamar a esto La vida en rosa o Mundo feliz o, mejor, Vamos a ser todos jóvenes y felices, como si todos fuésemos hijo de exgobernador o expriísta de influencia indiscutible... pero no cuento con la asesoría en títulos y palabrería de una Luliska -versión zacatecana de Carlos Alasraki-, ni menos de los artistas afamados José Esteban Martínez y Juan Manuel de la Rosa, que, dicho sea de paso, andan de plácemes y muy amigos, pues en ambos cupo la prudencia partidista, no del PRD sino de la gobernadora que a gobernanza personal aplaca las malas pasiones y las envidias que dividen a los artistas -no como un edil apellidado Félix o un funcionario de nombre Carlitos-. Y por aquello de que en tierra "de machos" el metrosexual es rey, digo, para las feminas que puedan llegar a sentirse agraviadas... lo que se dice agraviadas.

La palabra gobernanza no está incorrecta, no, no, no, sólo que ni se dice, ni se usa, salvo por pedantona anuencia de quien quisiera volver a los días de la colonia… ¿o qué?

¡Anacronismos a mí! En todo caso no van gobernanza con ofertar, uno y otros tirando para su lado de los cordeles que modifican, para bien o para mal –de mis oídos y mis ojos- la real lengua de la mitad de nuestros antepasados -si excluimos a los gobernadores o hacedores de gobernanza-.

A la otra mitad, la menos socorrida se le achaca siempre a Tenamaztle, quiero decir, los nadien de la familia Monreal y de la Ibarra Santos; los no me juntan; óigame usted; los aljíbers sin agua, mejor, el aljíbere de mi casa (sic, sic, sic y no de venado). Pues yo, muy frankly, no sé que sea peor, perdón, pior. Esperemos, de verdad, que estos no sean ya los tiempos de endenantes o de antis.

Informes que desinforman y desamores que no matan

El primero de Amalia y el quinto de Vicente Fox: Porfas (así se dice entre las confianzas –plurales y democráticas-) no me salgan con que había que informar de verdad.

-Chéquele, primo, a ver como anda el estatuto de la palabra informanza.


Amalia, austera, justiciera, entroncita, aclaró… “Iré a donde haya que ir.” Y ahí termina su lógica informadora. No explicará por qué a Vietnam, a firmar pactos de intercambio educativo, por más que yo simpatice con los vietnamitas al cien por ciento. Tampoco dirá por qué a España a importar tecnología adecuada para terreno desértico. Jamás explicará el por qué pactar con Chile, cuando todavía no hay un sólido acuerdo regional con San Luis Potosí, Coahuila o Nuevo León para mover el frijol zacatecano o para incentivar la producción de leche o para revivir la siembra de cebolla.

¿Para qué? Seguramente la tierra del arroz, que produjo mis platos a Estados Unidos, a la tercera parte de su costo, y que expulsa migrantes, tantos que ocupa el segundo lugar en mi ciudad –San Diego, California- en número de personas inmigradas -después de México-, nos dará la respuesta a la situación económica en crisis por la que atraviesa Zacatecas.

“Haya que ir” admite varias acepciones. La primera para ella, tal vez, que sea la tierra que soñó conocer y que la bonanza paternal no le prodigó en su momento de auge. La segunda, que sea la tierra que le dará botones de mérito en la carrera socialista que soñó desde que dijo su primera palabra, que no fue mamá o papá, como la mayoría de niños del planeta, sino “arriba los pobres de la tierra”. La tercera, que por pobres se entienda, no a los zacatecanos de afuera, sino, precisamente, a los de adentro, a los de nombre y apellido que siguen apoltronados en sus puestos, mientras los anónimos y desconocidos –sobre todo por ella- se van al norte, para enviar las remesas y la lana para los viajes que, al cuatro por uno, seguirán viniendo, con eso de que “irá a donde haya que ir”.

-¿Y el de Fox?
-Ya paaaara queeeeeeeeeeeeé
... (a ritmo de Los Temerarios a dúo con Julio Iglesias).

A mí explíquenme eso del cuatro por uno más despachito

Dos por uno, era un dólar del estado y otro de los migrantes. Bien bien, buena idea. Tres por uno vino a ser, uno del estado, otro del gobierno federal y otro más del migrante. Cuatro por uno es uno del estado, uno del gobierno federal, uno del migrante y el último de…
¡Ay chispas! Se nos acabaron las instancias. ¿Serán dos del estado o dos del migrante? ¡Cuidao!

Y a ver cuando subastan los modelitos de la gobernadora austera. Yo ofrezco que la subasta la organice el buen maestro de las artes Juan Manuel de la Rosa y que la publirrelacionista/reina de belleza de hace ya algunos añitos Lizbeth Márquez se ponga de maistra de ceremonias. Bueno, sin ofender a los no mencionados y menos a los artículos subastados.

En todo caso, acuérdense que el cuarto mandamiento refiere lo siguiente:
El cuarto mandamiento se dirige expresamente a los hijos en sus relaciones con sus padres, porque esta relación es la más universal. Se refiere también a las relaciones de parentesco con los miembros del grupo familiar. Exige que se dé honor, afecto y reconocimiento a los abuelos y antepasados. Finalmente se extiende a los deberes de los alumnos respecto a los maestros, de los empleados respecto a los patronos, de los subordinados respecto a sus jefes, de los ciudadanos respecto a su patria, a los que la administran o la gobiernan.
Este mandamiento implica y sobrentiende los deberes de los padres, tutores, maestros, jefes, magistrados, gobernantes, de todos los que ejercen una autoridad sobre otros o sobre una comunidad de personas.


¡Uy, vaya una lección, que conste, en domingo!

Lexicon

Gobernanza habemus: Se dice también maestranza -sociedad de caballeros cuyo objeto es ejercitarse en la equitación, y que en su origen fue escuela del manejo de las armas a caballo-, como existen bonanza, chanza, ultranza, bienaventuranza o esperanza. Pero, curiosamente, la última, familiar y querida entre nosotros, es la que no se dijo ni se dirá en este gobierno ni en otros por venir. Habrá gobernanza, suena a cosa de torpes editores, lo siento. Habrá buen gobierno; el gobierno mejorará; se notará el control que ejerzo sobre mi electorado. Como quiera que fuere pero sin gobernanza, acaso sólo porque rima con chanza.

¿Y ofertar? No, por Dios. Si suena más familiar ofrecer, dar, servir. E ingestar, ese sí, bórrenmelo, si pueden, para siempre.

Colofoncito:

No está usted a nuestra altura. ¡Órale! Así, sin más.

Pasamos del Sí se puede al de plano no se pudo, a ritmo regetonero a tan violenta expresión sinónima de “no das el ancho” o el anchoris , entre la pura raza; “no me mareas con tu paja”; “no me trago tu rollo”… mejor, no da el ancho para nosotros, no nos marea, no nos tragamos su rollo a tono de distancia, de zacatecana a chilanga, en el cara a cara con la verdad.

¡Más directo no hay! Lo malo es que sigamos confiando en San Mitofsky y en el poder de las encuestas que no incluyen a nadie. Pues como dijo un día Paco Ignacio Taibo a mí todavía nadie me pregunta ni qué marca de refresco prefiero.

O lo que es lo mismo... del compló a la crisis diaria y de la crisis diaria a la popularidad del PRI o por lo menos mejor que el PAN, en tabasqueño achilangado, o viceversa...

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