Saturday, January 31, 2004

Mal de muchos, consuelo de buenos cristianos

Pobre, lo que se llama pobre, no es…
Para consuelo de sus noches de carencias


Y terminó el 2003. Qué rápido avanzamos hacia un nuevo período de elecciones… o será que desde que el PRI, ese vejestorio que todos conocimos como “el partido en el poder”, perdió la presidencia de la república, los tiempos electorales tienden a expandirse.

Pues bien, pedimos disculpas por el receso largo, largo, de después de Navidad. No andábamos de compras, aunque “las compras” sean en la mente de muchos la actividad más preponderante de la vida en EEUU. Tampoco trabajamos. No, no, no. Estuvimos participando en una convención de especialistas en lenguas y literaturas, evento anual que este año tuvo por sede a San Diego, California, y viajando, algo que en esta época se ha vuelto mucho más que una aventura.

Nos complació sobremanera visitar Ensenada, esa ciudad preciosa llamada “la cenicienta” del Pacífico. Desconocemos por qué le pusieron ese nombre, pero les reportamos que esa que fuera el último paraje, donde cayera, extenuado, el caballo blanco, el del corrido, es ahora una ciudad en pleno apogeo económico. Próspera, llena de vida, con el turismo a la alta y un aire internacional que se antoja. Habrá qué averiguar cuál fue la fórmula, pues Ensenada solía ser un puerto más bien solón, al que una mega huelga de estibadores modificó su historia, por allá por los inicios de los ochenta, para luego convertirla en el bastión del panismo a la Baja California. Hoy, próspera a más no poder, invita un mejor turismo, se complace en la tertulia callejera y posee restaurantes y hoteles que ni la costa azul envidiaría, con ese mar entre salvaje y misterioso que la vuelve “una perla”, envidiable. Algo que nos gustó muchísimo es que el antiguo casino aloja hoy talleres literarios, actividades culturales, cursos comunitarios. Precioso giro para un edificio que lucía, soberbio, pero abandonado.

Pero bueno, salvada la explicación del silencio de La Ruda, lo que ciertos lectores se apresuraron a creer que se trataba del fin de esta columna, reiniciamos nuestros comentarios acerca de lo visto y vivido. Lo insólito ocupará nuestro interés, claro, aunque en nuestro país lo insólito pase por ordinario, salvo que se lo vea en comparación con sitios menos propensos a eso de las realidades abigarradas…

La caída de Vicente Fox

Dale, dale, dale. Con el aire mensorrón que asume cuando le entra al ponche y a los tamales, Fox, cuyo espíritu me recuerda cierta fuereñez que lo hace distinguirse entre la mexicaniza, se lanzó a la piñata. No sabemos qué quería hacer, la toma no fue tan buena, pero, sin más, fue a dar al suelo, con todo y todo. Lo tumbaron los niños, dijo la prensa. ¿Será? El caso es que pasará a la historia por esa caída monumental transmitida varias veces, por toda la república y el país de al lado.
No hay de qué avergonzarse. Las caídas son parte de la cotidianidad. En una ocasión a nosotros nos tocó escribir sobre eso y recabamos caídas célebres, como la de Scarlett Ohara en Lo que el viento se llevó, donde luego de forcejear con Clark Gable, Vivian Leigh rodó por tremenda escalinata. No se trataba de una caída menor, por el contrario, simbolizaba, en la novela y en la cinta, el fin de la casta sureña de los Estados Unidos durante la guerra civil.

En las novelas del diecinueve, antecesoras de los melodramas televisivos, las caídas eran muy utilizadas. El tropezón de la mala suele todavía servir de recurso moralista, castigo de sus fechorías. Y en el teatro, el actor Richard Burton, cayó en una ocasión alcoholizado en el escenario, fuera de libreto y para sorpresa del público, mientras representaba a un protagónico de Shakespeare. Pasado el segundo inesperado del percance, continuó tan naturalmente con su parlamento, ovacionado como el mejor.

Inolvidables palabras dichas a propósito de caídas glamorosas y célebres han pasado a la historia. Rosaura, protagonista de La vida es sueño, de Calderón de la Barca, luego de caerse del caballo en la primera escena, se incorpora, enojada y digna, para increparlo... "Hipógrifo violento que corriste parejas con el viento, a dónde me has llevado, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama y bruto sin instinto natural...”

Y en las Brujas de Salem, de Arthur Miller, cuando John Proctor empuja a Abigail Williams, ella se recupera y apuntándolo le dice : "Que dura es
la mascara cuando cae, pero cae; no te preocupes John Proctor que yo te
salvaré mañana; de ti mismo te salvaré mañana".
Usted, todos nosotros, por si acaso, debemos llevar un par de líneas preparadas a la hora de caer, cosa de que nos vengan oportunas, sobre todo si el reflector nos llegase a sorprender en medio de tan mundano y embarazoso menester…
Algo así como aquello de Chayito Valdés:

“en las altas y bajas de la vida a ti te tocará caer más hondo, la suerte te depara una sola caída, una sola nomás, pero hasta el fondo.”


El traspiés de Ricardo Monreal…

Demás está decir que no es lo mismo caer que meter la pata o dar un mal paso, como se dice por ahí… Y es que el gobernador de Zacatecas vivió la coincidencia desafortunada de dar traspiés metafórico y real. El metafórico, no lo mencionamos, no sea que se le despierten los idus de enero… el real fue que metió la pata en algún sitio medio disparejo, con las consecuencias difundidas por la prensa. Los mal pensados de por allá se apresuraron a comentar que el traspiés se debió a la muina que le produjo el cambio de planes que “le impusieron” o “le dictaron” desde las alturas. Y, mire lo que son las cosas, por acá nos preguntamos qué alturas aquellas o qué bajezas éstas, como se quiera, que todavía existen las mancuernas, los enroques, los enjuagues, las transas. Pues sí. La amistad, como que se dejó de lado a la hora de ambicionar, o así se lo ve desde afuera. El caso es que ahora está a la cabeza una mujer y que eso tiene a muchos, por lo menos del gremio, algo disgustados. Y todo puesto junto, pues queda simbolizado en el famoso traspiés… en el que la rodilla (le metieron rodilla) sufrió… y pues La Férula (suena a La Magdalena) es testimonio.

Qué no quede huella…

Los tiempos han cambiado. Y vaya que han cambiado. Últimamente, pasar desapercibido u ocultarse, como que no se da con facilidad. Pues y ahora vamos a ver que todo el que entre a los Estados Unidos dejará sus huellas y la instantánea de su rostro en los archivos de las autoridades migratorias. Algunos se apresuraron a decir “el que nada debe, nada teme…” y siguen nomás, igual de campantes. Otros, ya han recurrido al retoque necesario, para pasar a la posteridad de los impresos guapetones y bien peinaditos. Y sabio es ese dicho, en verdad, que por si acaso repetimos aquí… “el que nada debe, nada teme”. Pero sucede que ahora quedará en evidencia que a la clase política mexicana ese dicho no le acomoda tan bien, tan bien… Ahora sí, nada de dobles identidades, o de viajecitos relámpagos sin permiso del congreso… ¿o no?

Pero ninguna de estas trivialidades debería preocuparnos. Lo que debería de preocuparnos de verdad es el respeto irrestricto a los derechos humanos. Y cuando hablamos de derechos humanos no nos referimos a los derechos de Francisco Valerio o de Rogelio Cárdenas… sino de la clase humana, de los habitantes todos de este planeta, aunque entre ellos parezca que luchamos también por los derechos humanos de algunos diputados y de algunos funcionarios públicos o hasta de los comerciantes de Dr. Hierro o de la Avenida Hidalgo.

La asunción de Amalia

No se trata de una nueva figura de adoración religiosa. Nos referimos a la futura campaña y potencial asunción de Amalia García Medina al cargo de gobernadora del estado de Zacatecas. Esto ha causado gran molestia entre algunos del gremio periodístico, subrayamos. Y no encontramos otra razón que la de que esta buena mujer que aspira a la máxima silla de su estado natal ha sido considerada por algunos “fuereña” y “mujer”, ambos agravantes expuestos con denuedo por los comentaristas que dan en llamarse líderes de opinión.

Pues bien, en defensa de “la candidata” creemos que si nació en Zacatecas, es zacatecana. El derecho a la ciudadanía de un estado en particular no podría reclamarse de otro modo, salvo en aquellos casos en que se ha llevado a cabo una “naturalización” formal o adopción de la ciudadanía mediante aprobación de la legislatura local. Todo esto parece interesante, considerando que en México es la constitución la que rige la ciudadanía y que ninguna otra ley podría neutralizar o mermar un derecho otorgado por la carta magna. Aunque, sí, reglas de residencia, pueda haber, o de alguna consideración que intervenga en el desempeño de cargos políticos. ¡Interesante! Pero volviendo a Amalia, pues no es la única zacatecana que ha residido en el DF, ni se trata de su carrera política una que tenga más o menos rasgos de centralización o de tradición de desarraigo que la de otros a quienes se defiende mediante un localismo que en ellos resulta más bien artificial.
Pues así ocurre con los emigrantes. Amalia conocerá en carne propia lo que siente un emigrante, movido a partir por la pobreza, cuando se le considera “fuereño” en tierra propia. Ojalá que el proceso le sea provechoso y, sobre todo, educativo.

Nuestras palomas mensajeras

Salieron en varias direcciones y nos trajeron chismes de toda índole que nosotros compartimos mientras nos bebemos la rosca de reyes y el chocolatito de la abuelita, que hasta por acá lo hay. Pues nos comentaron que se acomoda para reinar en el ámbito de la cultura una doña que de la mano de su Romeo, acabará por destruir Zacatecas. No exageramos. Tal vez para muchos lo de la ciudadela del arte sonó a proyecto seductor. Nosotros los alertamos pues, bajo esa rúbrica calenturienta, la cultura se ha convertido en un desfile monocromo de improvisados y novatos que a todo le hacen. Hoy pintan, mañana montan galería, pasado construyen una escultura monumental en la Plaza de Armas y ya luego están listos para museo propio. Y ojo, que el estilo aprendido es el de dispendiar asfalto. Tal vez así la patria personal se hace gordita, porque así llaman a sus cochinitos estos cínicos amantes de los dineros del pueblo: “patria”. ¿Los ha oído? “Está pobre la patria…” “Anda triste la patria…” “Qué desolada está la patria…”

Pero si nos parece que estuvimos presentes en esa fiesta donde se discutieron los futuros culturales del estado cuya capital es orgullosamente patrimonio de la humanidad, porque, ahora sí, la escultura de Zúñiga se va para el parque, aunque se oponga toda la ciudadanía, de dentro y de fuera de Zacatecas. “Salú, compadre”.

Y hasta ahí con la cultura, aunque también sea cultura la Universidad. Porque no nos podemos despedir sin desear que la contienda por la rectoría se haga de manera más civilizada que la anterior y, sobre todo, que no se imponga a nadie, no vaya a ser que como en aquella última ocasión que tan vívidamente recordamos, haya una marioneta y varios contendientes, que tan sólo se presentaron para hacer montón y luego, al final, proponer que dizque a un candidato de unidad. Que no nos vengan con que para ser rector lo único que se requiere es ser pasante de prepa… Digo, por aquello de que va a haber por ahí varios políticos desempleados o en vísperas de desempleo a quienes les gustaría contender, con el apoyo de sus padrinos y madrinazas políticas, por la grande de la academia zacatecana.

El jabón del perro agradecido

Pensé que era cosa de mis tiempos, eso de reclamar agradecimiento y de achacárselo a los perros o a quienes, en calidad de perros, se acercasen alguna vez a nuestra puerta. Pues sí. Así es. En eso de la amistad los contratos sustituirán la afección instintiva o el deleite momentáneo del buen convivir. De ahora en adelante, amigos y amigas de todos los ámbitos sociales extenderán a los suyos contrato sujeto a ley o, como se dice por allá por Fresnillo y zonas conurbadas aledañas, generador de jurisprudencia.

¡Te lo digo tú mi amigo, entiéndelo tú mi amante!

Otro momento de beligerancia que se dio en la ciudad de Zacatecas, con todo y que la paz y las fiestas fueron el tema de la profusa y extravagante iluminación propiciada por el juvenil y jovial alcalde de la capital de la plata, cuando la diputada Guadalupe Hernández irrumpió agresiva en el cubículo u oficina de su colega de la representación popular, Leoncio Miramontes.
El juicio de la prensa no fue tan tajante como descriptivo. Casi nos creímos testigos del impasse en el que la dama, iracunda y fuera de control, arremetió a golpes contra el controlado señor, que después no tuvo más que lágrimas de frustración y coraje reprimido al dirigirse al resto de su colegancia con tan penoso incidente.

¿Y la colegancia..?

Insensible a los avatares de dos de sus compañeros de legislatura, les requirió, así se estila por acá, que no llevasen sus asuntos privados a tan supremo foro.
Pero resulta que no nos queda claro de qué modo el que estos dos funcionarios públicos diriman a golpes sus discrepancias, políticas o no, es asunto privado y no público…
Pero debe ser que pertenecemos a la ciudadanía de los metiches, los entrometidos, los indiscretos, los que quieren saber a dónde van los fondos y por qué el gobernador del estado, cacique entre caciques, dobla las manos cuando es llamado a México, reconvenido porque se extralimita en su poder partidista… Por ahí alguien dejó caer la línea ya muy trillada de que tiene miedo de que revivan aquel viejo cuento (mito, diría un cardenal) del poder y el narcotráfico. Pero no, estoy segura de que difaman a tan distinguido caballero de la orden de la masonería superior… Ah y por cierto… no me refiero a Ricardo Monreal Avila, sino más bien a un gobernador de otros tiempos, los míos, aquellos en los que se decía que no había democracia…

El sesgo machista

Llama sobremanera la atención el sesgo machista de ésta, nos referimos a la escaramuza que involucró a los arriba citados, y otras noticias difundidas en todos los medios. En general, las mujeres son citadas cual hijas de la mala crianza, marrulleras, valentonas, atrevidas. Los caballeros, en cambio, jamás se salen fuera de control y cuando lo hacen, lo hacen con pulcritud, dignos de un cuadro de Rendir o de Brueghel, en tercera dimensión.

Sugerimos a la directora de Instituto de la Mujer Zacatecana- INMUZA, cuyo nombre en verdad no nos hemos aprendido, que de clases efectivas a todos esos líderes de opinión cuyo sentido de la equidad entre los géneros se representa en esa objetivación que hacen de la mujer, en los medios que luego quieren dárselas de muy progres… No sería mala idea que acuda a sus talleres también el gobernador del estado, a quien a menudo le dan sus lapsus machistas… digo por aquello de que piensa seguir por la ruta de la política.

¡Mátalas!

No nos parece justo que condenen a Eminem por racista y no a Alejandro Fernández y a toda la tradición del charro y de la canción ranchera, por machista. Ay ustedes disculpen…